La soldadura en frío es un proceso empleado para reparar o recomponer piezas metálicas con determinado grado de rigidez, a las cuales no se les puede aplicar una fuente de calor intensa. Es una tarea bastante común en el taller y, por lo tanto, conviene no tener ninguna duda.
El calor necesario para realizar una soldadura es obtenido a través de distintas fuentes de energía: una llama de gas, un arco eléctrico, el calor provocado por una pistola de aire caliente, etc. Sin embargo, existe otra forma de conseguir una unión soldada rígida y resistente que no requiere ninguna fuente de calor: la soldadura en frío.
¿Qué es la soldadura en frío?
La soldadura en frío es el proceso de unión y fijación de dos materiales en estado sólido sin que sea preciso fundirlos mediante la aplicación de calor. Se puede realizar una soldadura en frío tanto en metales como en materiales plásticos. Este sistema de fijación consiste en mezclar dos componentes para que al entrar en contacto entre ellos se inicie un proceso químico que provoca que la mezcla empiece a endurecerse. El producto se puede manipular mientras se trabaje dentro de la vida útil de la mezcla. Transcurrido este tiempo, la mezcla empieza a curar y pierde capacidad de moldeo, hasta que finalmente endurece y se obtiene un producto duro y resistente. Este sistema consiste en la adición de un compuesto diseñado para aportar niveles de relleno y de resistencia mecánica similares al estaño-plomo, con la diferencia de que es más sencillo de aplicar, menos tóxico y no requiere del uso de ninguna fuente de calor.
Las principales ventajas de la soldadura en frío respecto a los sistemas que precisan de una fuente de calor son:
- Menor riesgo para la salud del operario.
- No daña las piezas adyacentes como sí lo puede hacer la soldadura tradicional (picadas en los cristales, tapizados quemados, etc.).
- Ahorro de tiempo dedicado a la preparación y acabado de la unión soldada, ya que se evita el desmontaje y no es necesaria la protección de las piezas contiguas.
- Ahorro económico. La soldadura en frío permite reparar las piezas rotas sin necesidad de disponer de equipos específicos para ello. En consecuencia, existe un ahorro en equipamiento y no es necesario depender de posibles recambios que se tengan que adquirir.
- Sencilla forma de aplicación. No es necesario regular ningún equipo de soldadura y existe un mayor control sobre el acabado final, ya que se trata de un producto con una vida de la mezcla lo bastante larga para que pueda repasarse tras su aplicación.
- Mejora de las propiedades respecto a su antecesor, el estaño plomo, puesto que puede ser aplicado sobre distintos metales y plásticos de forma más sencilla, limpia y segura.
- Se puede mecanizar y trabajar con mayor facilidad que la mayoría de las soldaduras metálicas.
- Respeto al medio ambiente. Si ya el hecho de utilizarse a temperatura ambiente es una ventaja, no lo es menos el evitar irradiar el calor del soplete al aire. Además, la soldadura en frío está libre de plomo. Por otra parte, se ahorra mucha energía y las materias primas empleadas en los adhesivos que se usan afectan menos a la huella de carbono. Por último, su Potencial de Calentamiento Atmosférico es mucho menor que el de la soldadura con estaño (menos de la mitad).
Aplicaciones de la soldadura en frío
El uso de la soldadura en frío está recomendado para operaciones de relleno en la reparación de grietas, roturas y otras irregularidades superficiales, siempre que no sean estructurales. Algunas de las aplicaciones más comunes son las siguientes:
- Bridas, carcasas y tapas desgastadas y donde se ha perdido el buen acabado superficial que da el mecanizado.
- Reparación de piezas desgastadas de acero.
- Reconstrucción de metales corroídos.
- Defectos en alojamientos y orificios mecanizados de entradas de tornillos.
- Bloque de motor.
- Relleno de holguras.
- Reconstrucción de piezas.
Variantes y mejores productos para la soldadura en frío
Dependiendo de la naturaleza del sustrato que se vaya a reparar, se distinguen estas dos variantes:
- Soldadura metálica en frío. Esta soldadura es válida para metales y plásticos con mayor flexibilidad. Suelen ser adhesivos epoxi bicomponentes con carga de acero. Uno de los mejores productos para la soldadura en frío de este tipo es LOCTITE EA 3463, sencillo de utilizar, ya que se aplica como una masilla. Cuando está curado, tiene alta resistencia a la compresión y aporta una gran adhesión a todas las superficies. Tiene, además, la ventaja única de curar y adherirse perfectamente en superficies húmedas o ligeramente aceitadas.
El producto LOCTITE EA 3471 también es muy útil, por el hecho de que se mezcla y moldea muy fácilmente para crear formas inusuales cuando son necesarias. Cuando a la superficie plástica a reparar se le exige el mejor acabado superficial posible, LOCTITE EA 3430 es el mejor producto para la soldadura en frío metálica, ya que se trata de una masilla tenaz y altamente adhesiva en plásticos, con excelentes propiedades de lijado y que permite ser pintada. Además, se trata de un material mecanizable, ideal para reconstruir roscas plásticas.
Finalmente, TEROSON EP 5010 TR es el producto más indicado para las operaciones de carrocería en las que tradicionalmente se aplicaba la soldadura con estaño-plomo o masillas de estaño, ya que facilita el proceso de aplicación y lijado, ofreciendo un mejor acabado con una reducida contracción del producto tras el secado. Además de no contener plomo y de no precisar aporte de calor, no contrae tras su curado, presenta una adhesión excelente y respeta revestimientos anticorrosivos, como las ceras de cavidades o la cataforesis, que quedan ubicados en los interiores de la pieza. TEROSON EP 5010 TR se puede aplicar con cualquier pistola de extrusión por pistón (neumática, eléctrica o manual). Por otro lado, es fundamental utilizar su boquilla mezcladora para asegurar la extrusión de los dos componentes en la proporción correcta. ¿Y cómo aceleras el curado de TEROSON EP 5010 TR? aplicando calor mediante infrarrojos (un máximo de 60 ºC).
En este vídeo se puede ver un ejemplo típico de aplicación en una sustitución parcial de aleta trasera.
- Soldadura plástica en frío. Esta variante está indicada para subsanar desperfectos en plásticos rígidos, como las tapas del radiador o los depósitos de combustible. Es mucho más segura que otras opciones, como la soldadura química, en la que el riesgo aumenta al usar acetona. Uno de los productos con mayor capacidad para el relleno de holguras es LOCTITE 3090, un adhesivo de uso general que consigue una reparación profesional incluso en materiales porosos. Otros productos que también se pueden utilizar son el anteriormente mencionado LOCTITE EA 3430 y LOCTITE HY 4070, un adhesivo que destaca por su gran capacidad de adhesión y por ofrecer un curado muy rápido.
Proceso genérico para soldar en frío
El proceso de trabajo a la hora de realizar una soldadura en frío es el siguiente:
- Limpiar la superficie con un desengrasante como TEROSON VR 20.
- Lijar la superficie para eliminar restos de óxidos y favorecer la adhesión del producto.
- Soplar el polvo residual y desengrasar de nuevo. Para ello se puede utilizar un limpiador específico para antes del sellado como LOCTITE SF 7063 o el mismo TEROSON VR 20 anteriormente mencionado.
- Para productos con baja capacidad anticorrosiva y adherente, se debe aplicar un fondo protector y convertidor del óxido cuando se trabaja sobre aceros, como el aportado por las toallitas BONDERITE M-NT 1455-W, o una capa de promotor de adherencia, como TEROSON 150, cuando se reparan plásticos, respectivamente. En el caso de los productos mencionados en este artículo no sería necesario.
- Preparar el producto. En una superficie plana y antiadherente se mezclan cuidadosamente los dos componentes, evitando realizar movimientos circulares para no dejar aire atrapado y evitar que aparezcan poros tras el secado del producto. Se debe obtener una mezcla homogénea para conseguir el óptimo secado y evitar que el producto pierda propiedades. Algunos de los formatos mencionados anteriormente se aplican con pistola de extrusión con cánula específica.
- Aplicar el producto. Se aplica la mezcla sobre la zona que se va a trabajar. Una vez aplicada, se presiona para rellenar el espacio convenientemente y evitar que rechupe, y se alisa para mejorar el acabado y facilitar el lijado si corresponde.
- Lijar para integrar el producto en el resto de la pieza y permitir que las posteriores tareas de acabado cubran la reparación. Hay que empezar con una lija de grado medio (P-120 aprox.) para retirar las irregularidades más visibles, e ir pasando gradualmente a lijas más finas para darle el acabado final. Hay que lijar varias veces si es necesario, limpiando la superficie entre fase y fase (hasta P-220 aprox.). Si tras el lijado se aprecian irregularidades, se puede remasillar y lijar de nuevo para conseguir un acabado óptimo.
¿Qué medidas de prevención hay que utilizar en el proceso de soldar en frío?
La soldadura en frío es más segura que la tradicional, ya que elimina todos los riesgos asociados a la aplicación con llama o fuentes de calor (incendios, quemaduras, etc). No obstante, es necesario emplear guantes para evitar el contacto con la piel, y mascarilla para eliminar la inhalación de vapores durante su aplicación, y partículas de polvo en el momento del lijado.
Conclusión
La soldadura fría es la alternativa a la soldadura tradicional aplicada con fuentes térmicas. Sus ventajas respecto a estos sistemas son numerosas. No obstante, la soldadura en frío nunca debe ser utilizada para efectuar uniones estructurales. Existen distintas variantes que se adaptan al tipo de trabajo a realizar, por lo que conocerlas todas, así como los mejores productos para cada soldadura en frío, asegura una utilización ajustada al tipo de reparación, con el objetivo de conseguir la mayor resistencia y el mejor acabado.
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Fecha de actualización: 15 de marzo