La dirección asistida es un sistema controlado de forma electrónica mediante el cual se reduce el esfuerzo que debe efectuar el conductor al realizar un giro con el volante. Gracias a este avance, desarrollado a principios del siglo XX, se ha logrado una conducción más cómoda y segura.
Al girar las ruedas del vehículo, se debe vencer la fuerza de fricción entre el neumático y el firme. Cuando el vehículo circula a una velocidad baja, es necesario realizar una fuerza mayor para poder girar las ruedas que cuando circula a velocidades altas. En función de este aspecto, la dirección asistirá en mayor o menor medida.
El fabricante del vehículo es el responsable de calibrar la dirección asistida, determinando el nivel de asistencia en cada momento de conducción. Esto es fundamental, ya que una asistencia mayor permite realizar las maniobras con menor esfuerzo, lo que, en ciertos casos, podría generar una sensación de flotabilidad y de falta de precisión y sería contraproducente. Sin embargo, algunos modelos equipan diferentes modos de conducción seleccionables a criterio del usuario, en función del tipo de conducción deseada, tipo de vía por la que se circula, etc. (por ejemplo, el sistema Dualdrive incluido en algunos modelos del grupo FIAT).
Tipos de dirección
Los tipos de dirección asistida más utilizados hoy en día son los siguientes:
- Dirección asistida hidráulica. En la actualidad, existen numerosos vehículos con este tipo de dirección, puesto que fue el primer sistema en imponerse en el mercado. Esta clase de dirección asistida funciona gracias a una bomba hidráulica accionada por medio de una correa que gira solidaria al motor del vehículo. Al girar el volante, se permite el paso de un líquido hidráulico hacia uno u otro lado de la cremallera de la dirección, que hace la función de pistón hidráulico y da soporte mecánico al giro de las ruedas. Si no se gira el volante, la cremallera permanece en su posición central.
- Dirección asistida electromecánica o eléctrica. Este tipo de dirección asistida está siendo cada día más utilizada por los fabricantes de automóviles. Se trata de un sistema que funciona mediante un motor eléctrico, generalmente ubicado en la columna o cremallera de la dirección, y que se encarga de dar asistencia al giro de las ruedas. Esta opción de dirección asistida es más ligera y menos compleja que la anterior, lo que se traduce en un ahorro de costes de fabricación y en un menor mantenimiento.
- Dirección asistida electrohidráulica. Este sistema combina los dos tipos de dirección asistida mencionados anteriormente. En lugar de utilizar la fuerza del motor mediante una correa para accionar la bomba hidráulica de la dirección, en este caso, se utiliza un motor eléctrico. Esta forma de asistencia, igual que la eléctrica, no resta potencia al motor (lo que se traduce en un ahorro de combustible). Además, con ella se evitan desgastes y averías relacionadas con el accionamiento por correa.
Por las ventajas anteriormente citadas, tanto las direcciones asistidas eléctricas como las electrohidráulicas se están imponiendo en el mercado y sustituyendo a las hidráulicas.
Recomendaciones
A continuación, se enumeran una serie de recomendaciones para mantener la dirección asistida en un estado óptimo:
- Supervisar que el líquido hidráulico de la dirección sea correcto (en cuanto a nivel y calidad).
- Es primordial cumplir con los plazos de sustitución del líquido de dirección según las directrices del fabricante del vehículo (algunos fabricantes recomiendan su sustitución por tiempo, mientras que otros lo hacen por kilometraje, nivel de contaminación del líquido, olor a quemado, etc.).
- Es imprescindible renovar el líquido de dirección si se ha realizado una reparación en la cremallera o en la bomba de la dirección, para evitar que partículas nocivas dañen de nuevo el sistema.
- Verificar si existen fugas en el circuito hidráulico y corregirlas a la mayor brevedad de tiempo posible.
- Verificar y corregir, según el uso del vehículo, la presión de los neumáticos para circular con la presión adecuada. De esta forma, se evita un desgaste prematuro del sistema de la dirección asistida.
- Si se detecta un desgaste irregular o el volante torcido hacia algún lado en posición de ruedas alineadas, posiblemente sea conveniente realizar una medida de la dirección o paralelismo. Igual que en la recomendación anterior, con esto se evita un uso innecesario de la dirección asistida.
- Comprobar el estado de los guardapolvos de la dirección, así como posibles holguras en rótulas, manguetas, palieres, amortiguadores, etc.
- Mantener la batería en buen estado. Eso es esencial para asegurar el buen funcionamiento de la dirección asistida, especialmente si es eléctrica.
- Comprobar si el vehículo emite sonidos extraños, rozamiento, etc. al girar la dirección. Esto podría evidenciar una avería.
Conclusión
Para concluir, asegurar un estado óptimo de funcionamiento de la dirección es una medida básica para el mantenimiento del vehículo, ya que la ayuda que ofrece la dirección asistida (especialmente la eléctrica) aporta grandes ventajas en términos de eficiencia energética y seguridad. Además, ha sido un mecanismo elemental para el desarrollo de nuevas funcionalidades en el vehículo y para mejorar los sistemas autónomos de conducción.