Fallo en el sistema de antipolución: averías comunes y recomendaciones

Por Ruta 401

En la actualidad, los vehículos incorporan un sistema antipolución con el fin de emitir al exterior menos gases nocivos para el medio ambiente. Considerando la cantidad de vehículos en uso hoy en día, es importante para la salud de todos que no se circule con un sistema antipolución defectuoso.

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El sistema antipolución consiste en un filtro de partículas (FAP o DPF, por sus siglas en francés o inglés) que consta de un tamiz integrado en el interior del convertidor catalítico (escape del vehículo), cuya misión es atrapar las partículas de carbono que son generadas durante el proceso de la combustión, en el momento de expulsión por el escape. 

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Los sistemas antipolución se comenzaron a utilizar con carácter obligatorio en el año 2009, tras la entrada en vigor de la normativa Euro V. Originalmente fue un sistema instalado exclusivamente en vehículos diésel, aunque actualmente se ha extendido su uso a motores de gasolina.

Funcionamiento del sistema antipolución

La función del sistema antipolución consiste en la absorción de hasta el 99% de las partículas contaminantes. Cuando el vehículo detecta que el filtro de partículas ha superado su capacidad de absorción límite, si el sistema antipolución no es defectuoso, se programa una regeneración que consiste en reducir a cenizas las partículas contaminantes gracias a un proceso de quemado.

Se pueden distinguir dos tipos de filtros de partículas:

  • Filtro con aditivos. En ellos, los aditivos líquidos incorporados ayudan a alcanzar la temperatura requerida en el proceso de regeneración. Están situados lejos del motor y es por ello que no logran alcanzar fácilmente la temperatura necesaria. Actualmente, son pocos los fabricantes que utilizan este tipo de filtros FAP.
    Estos líquidos no deben confundirse con el Adblue, cuya misión es reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno.
  • Filtros sin aditivos. Estos se ubican cerca del motor para lograr alcanzar una mayor temperatura de los gases de escape en el menor tiempo posible. 

Por lo que respecta al proceso de regeneración, este puede ser de tipo activo o pasivo:

  • Activo: el filtro de partículas alcanza la temperatura necesaria para quemar el hollín por medio de medidas externas (gracias a un quemador instalado delante del filtro o mediante la inyección de combustible). El sistema incorpora sensores para medir la temperatura antes y después del filtro de partículas y envía esta información a la ECU, encargada de gestionar la cantidad de combustible a inyectar y el momento adecuado para hacerlo.
  • Pasivo: el hollín acumulado se quema gracias a una reacción catalítica, siendo necesaria la incorporación de un aditivo que reduce la inflamabilidad del hollín. Este tipo de regeneración se realiza en trayectos largos de autopista o autovía, cuando la temperatura de los gases de escape alcanza valores más altos.

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Sistema antipolución defectuoso: averías más comunes

La mayoría de averías que se traducen en un sistema antipolución defectuoso están relacionadas con el funcionamiento de regeneración de partículas.  

La regeneración del filtro de partículas se produce, habitualmente, entre los 400 y los 800 kilómetros, aunque estos valores pueden variar según el tipo de conducción.

Aunque se realice una regeneración del FAP, algunas partículas residuales quedan depositadas en el interior del catalizador, no pudiendo ser eliminadas. Ante esta situación, es necesaria la sustitución del componente. La vida útil de un filtro de partículas se encuentra en torno a los 150.000 km, y algunos fabricantes los incluyen en sus hojas de mantenimiento como un elemento de desgaste, siendo necesaria su sustitución en cada cierto intervalo de kilometraje.

 

Las circunstancias que pueden derivar en un sistema antipolución defectuoso son varias. A continuación se citan algunas de las averías más comunes:

  • Para que el filtro de partículas pueda realizar una regeneración óptima, es necesario mantener una velocidad constante a altas revoluciones durante un periodo aproximado de 20 minutos. Si en mitad del trayecto se detiene la regeneración, bien sea por voluntad del conductor o porque el vehículo se quede en reserva, podría visualizarse el testigo de “Check Engine” en el cuadro de instrumentos, evidenciando una posible avería en el sistema antipolución.
  • Si los trayectos habituales se realizan por ciudad, la posibilidad de circular a altas revoluciones a velocidad constante disminuye, el vehículo no es capaz de realizar regeneraciones adecuadamente y el FAP almacena hollín, saturándose. Cuando esto sucede, también se alerta sobre la avería a través del testigo de “Check Engine” en el cuadro de instrumentos. Si el vehículo sigue circulando en estas condiciones, se puede generar una rotura interna dentro del propio filtro, provocando un fallo de motor, que puede verse afectado por el retroceso de los gases de escape.
  • El sistema antipolución posee un sensor de presión diferencial cuya misión es medir los gases de escape antes y después del filtro de partículas. Cuando la presión supera el límite establecido por el fabricante, el sensor ordena a la ECU la regeneración. Este sensor es una pieza eléctrica, si se avería puede enviar información errónea y no realizar las regeneraciones en el tiempo o forma adecuados.

Recomendaciones generales de un sistema antipolución defectuoso

Ante las situaciones citadas anteriormente, es recomendable acudir a un taller especializado para realizar una regeneración forzada usando una máquina de diagnosis.

Algunas recomendaciones para alargar la vida útil del filtro de partículas son las siguientes:

  • Evitar interrumpir las regeneraciones del vehículo. 
  • Mantener un nivel de combustible adecuado.
  • Utilizar un aceite de motor bajo en cenizas.
  • Respetar la hoja de mantenimiento del fabricante. 

Como vemos, el usuario tiene un papel activo en la preservación de la vida útil del sistema antipolución. Sin embargo, es necesario que un técnico especializado verifique, en cada mantenimiento preventivo, el porcentaje de llenado del filtro de partículas y que se asegure de que el sistema antipolución no está defectuoso. De este modo, se evitan posibles averías.

Conclusión

En la actualidad, los sistemas antipolución se encuentran en constante desarrollo, condicionados por las nuevas normativas anticontaminación. Como los componentes de estos sistemas son cada día más complejos, también requieren de una mayor especialización por parte del profesional del taller.

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Categorias: Reparación mecánica