El sistema de suspensión del vehículo es el conjunto de mecanismos que interactúan entre las ruedas y el chasis. Su función es absorber las irregularidades de la calzada para asegurar el confort y la seguridad de los ocupantes. Para ello, también es fundamental asegurar la adherencia de las ruedas al asfalto y que la estabilidad y el control del vehículo sean óptimos.
Además de tener la elasticidad necesaria para suplir las irregularidades del terreno, también es básico que el sistema de suspensión permita una amortiguación óptima para impedir, en la medida de lo posible, que el balanceo que recibe el sistema se transmita al resto del vehículo y, por lo tanto, a los ocupantes.
A continuación, te presentamos los dos tipos de sistema de suspensión que más se utilizan en la actualidad y te damos algunas recomendaciones para su correcto mantenimiento.
Los sistemas de suspensión más habituales
Hoy en día, los dos tipos de suspensión más utilizados son la suspensión semirrígida y la suspensión McPherson.
La suspensión semirrígida
La suspensión semirrígida es un sistema evolucionado de la suspensión rígida. A diferencia de esta, en la que las ruedas están ancladas al chasis por medio de un eje rígido común, la suspensión semirrígida proporciona una rigidez menor gracias a que cuenta con un brazo adicional que permite reducir parcialmente las inclinaciones y vibraciones.
Generalmente, este sistema de suspensión consta de unos muelles anclados a unos soportes articulados que se fijan al diferencial y al travesaño que une las dos ruedas.
Una variante de suspensión semirrígida es la suspensión de eje torsional, en la que el eje que une las ruedas tiene forma de “U”. Esto le permite un cierto ángulo de flexión ante los obstáculos, lo que ofrece mayor estabilidad al vehículo.
La suspensión semirrígida es uno de los sistemas más empleados en el eje trasero de vehículos de gama media-baja gracias a su bajo peso, a su bajo coste y al reducido tamaño que tiene. Esta última característica está siendo muy útil en nuevos modelos, de cara a ayudar a cubrir la necesidad de espacio para las baterías eléctricas.
La suspensión McPherson
La suspensión McPherson es un tipo de suspensión desarrollada en la década de 1940 por el ingeniero estadounidense Earle MacPherson. Aunque fue un sistema concebido para ser utilizado tanto en el eje delantero como en el trasero, su uso se ha generalizado en el delantero ya que ofrece la ventaja de un menor peso suspendido y la independencia de vibraciones entre las ruedas. Además, en los vehículos de tracción delantera, este modelo aporta un punto de apoyo a la dirección y también ejerce de eje de giro de las ruedas motrices.
Es un sistema de suspensión independiente, es decir, la amortiguación de cada rueda es ajena a la de las demás del mismo tren. Esto aporta grandes ventajas en cuanto a confort y firmeza.
Se trata de un sistema fiable, simple, sencillo y de bajo coste (tanto de fabricación como de mantenimiento) en comparación con otros sistemas de suspensión como el de doble horquilla.
El mecanismo McPherson consiste en un triángulo articulado formado por un brazo oscilante, el conjunto muelle-amortiguador y el propio bastidor.
Sistema de suspensión activo predictivo: ¿futuro o presente?
En la gran revolución que está viviendo el sector automotriz en términos, mayormente, de conectividad, autonomía, lucha contra emisiones y electrificación, también hay cabida para la evolución de sistemas mecánicos de cara a volverlos más sofisticados gracias a la electrónica.
En este sentido, marcas punteras como Audi están trabajando en el desarrollo de una plataforma de chasis electrónico (ECP) que va a permitir determinar la mejor configuración de los diferentes sistemas del vehículo para facilitar la conducción. El sistema de suspensión va a estar integrado en esta plataforma. Así, este va a ser un sistema de suspensión activo predictivo que va a controlar la tasa de compresión del amortiguador en milisegundos y, al mismo tiempo, a mantener las ruedas del vehículo pegadas al firme.
Aunque Audi aún está en pleno desarrollo de la plataforma ECP, algunos sistemas, como la suspensión activa predictiva, ya están disponibles en modelos como el A8 y el SQ8 y, progresivamente, se va a ir implementando en el resto de modelos de la marca. Además, aunque fue concebida para la gama eléctrica, también podría integrarse en modelos de combustión interna.
Recomendación
El sistema de suspensión contribuye a proporcionar una mayor eficacia y estabilidad al vehículo en marcha y, por lo tanto, es fundamental para la seguridad activa del vehículo.
Cuando el sistema de suspensión muestra síntomas de avería, suele ser debido a que los amortiguadores están deteriorados por exceso de kilometraje, climatología adversa, terreno de circulación habitual agresivo, carga soportada excesiva, estilo de conducción, etc., y este hecho puede contribuir al desgaste de otros componentes del sistema como la dirección, los muelles, el diferencial o los neumáticos.
Una avería en el sistema de suspensión puede provocar los siguientes síntomas: desgaste desigual de los neumáticos, fuga de aceite de los amortiguadores, vibraciones del volante, rebotes excesivos al tomar un bache, suspensión demasiado dura o demasiado blanda, desnivel en la conducción o ruidos en baches o al tomar curvas, entre otros.
Para evitar problemas en la medida de lo posible, es fundamental una revisión exhaustiva del sistema durante los mantenimientos preventivos del vehículo. Así como valorar la sustitución de componentes a tiempo para no dar lugar a averías de mayor envergadura que puedan comprometer la seguridad del vehículo.