En términos de productividad, brindar al empleado las mejores condiciones posibles en su centro de trabajo es muy positivo. Estas condiciones las marcan desde elementos de seguridad, señalización u horarios, hasta los equipos que se manejan. Hay que cuidar hasta el más mínimo detalle. Uno de los aspectos que inciden en los trabajadores, es la temperatura en el taller. El exceso de frío o calor afecta al rendimiento y la salud de las personas; por ello, vigilar la temperatura y humedad del taller es de vital importancia.
Cuando se habla de condiciones ambientales, en general se han de evitar algunas situaciones que puedan ser causa de molestias o inconveniencias para el trabajo, tales como:
- Que se produzcan cambios bruscos de temperatura en el taller.
- La existencia de fuertes corrientes de aire.
- Humedad y temperatura extremas.
Esto, puede representar un problema si no se toman las medidas adecuadas. Según el anexo III del Real Decreto 486/1997 sobre disposiciones mínimas de seguridad y salud en el trabajo, la temperatura debe situarse entre los 14ºC y los 25ºC, y la humedad relativa oscilar entre un mínimo del 50% y un máximo del 70%. Si bien la normativa establece estos límites, la recomendación de organismos de salud es que la temperatura ideal de una estancia para las personas sea de 21-25 ºC.
El taller es un lugar que, precisamente por las condiciones especiales de trabajo, suele tener las puertas abiertas. Además, son centros de trabajo en los que los humos y calor de los motores contribuyen a aumentar la temperatura. Por ello se debe contar con un buen equipamiento que permita mantener la temperatura del taller en unos límites óptimos.
Una buena práctica para conseguir una temperatura de taller ideal es la de dejar entrar la luz natural. Si se reduce el consumo de luz artificial, se estará eliminando un posible foco de calor que aumente los grados generales del taller. Además, el aprovechamiento de la luz natural es un ahorro en gastos y más saludable que la luz artificial.
Por supuesto, no se deben obviar las ventajas económicas de que la temperatura no sufra cambios bruscos. Los aires acondicionados industriales se encargan de remover el aire existente, con lo que también es necesario contar con equipos de extracción de humos para evitar emisión de gases. Además, los aires acondicionados tienden a lanzar corrientes de aire que, como ya hemos dicho, se deberían evitar. Sin mencionar que se debe aislar el ruido que generan para evitar la contaminación acústica. Si quieres profundizar el tema de los procesos de limpieza en el taller, te recomendamos el artículo sobre limpieza en el taller.
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Mantener la temperatura del taller en las mejores condiciones también supone un ahorro económico. El hecho de variar un grado arriba o abajo el regulador, puede llegar a reducir o aumentar un 7% la factura energética. Es recomendable contar con equipos apropiados para mantener la temperatura adecuada y un aire limpio.
Siempre que se pueda, se debería contar con equipos de alta eficacia energética. Aunque supongan una inversión fuerte, mejoran la salud de los empleados y eso incrementa la productividad. A modo de recomendación, se puede hablar de dos de los sistemas más modernos:
- Climatizadores evaporativos. En ellos, el aire se va regenerando y la mayoría tienen la ventaja de que regulan su potencia según la temperatura a la que esté programado. Funcionan con agua natural, en lugar de gases refrigerantes y su consumo es inferior al de los aires acondicionados. Aire limpio y económico para conseguir una temperatura de taller perfecta.
- Calefacción de bajo consumo por tubo radiante. Funciona a gas. El calor del tubo radiante es instantáneo, se nota al momento de encenderlo. Su combustión es estanca, ya que están equipados con un extractor de humos que expulsa al exterior los gases de la combustión. Son silenciosos, limpios y permiten la calefacción por zonas.
