Suspensión neumática: Funcionamiento, ventajas y recomendaciones

Por Ruta 401

La suspensión neumática se monta de forma más generalizada en vehículos industriales, aunque desde hace unos años su utilización en vehículos de calle se ha incrementado, especialmente en aquellos de alta gama. Este tipo de suspensión sustituye el tradicional muelle helicoidal de acero por unos resortes neumáticos que trabajan con aire comprimido. 

A continuación, se detalla en qué consiste exactamente la suspensión neumática y cuáles son las claves de su funcionamiento.

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Ventajas que aporta el sistema de suspensión neumática

Igual que el de otros sistemas de suspensión pilotada, el cometido principal de las suspensiones neumáticas es mejorar la seguridad al volante y el confort del conductor y los ocupantes. Esto es posible gracias a que es capaz de ofrecer un grado de amortiguación distinta (más o menos rígida) dependiendo de las características de la vía o carretera por la que se circule. 

Por ello, su gran ventaja es la flexibilidad y la capacidad de adaptarse a los baches, socavones o irregularidades del terreno, minimizando el impacto negativo que estos suponen sobre el confort de los ocupantes del vehículo.

Los sistemas más avanzados (sistemas adaptativos) gestionan y ajustan automáticamente, y de forma continua, el nivel de rigidez del sistema de suspensión neumática para evitar los balanceos de la carrocería, lograr la máxima estabilidad posible y conseguir, así, una experiencia al volante más placentera.

Finalmente, cabe señalar que este tipo de suspensión puede ser aplicada sobre el eje trasero o de forma integral sobre las cuatro ruedas.

Principales componentes de la suspensión neumática

  • Captadores: miden aspectos como la aceleración, la posición del chasis o el nivel de los ejes para aportar información a la UCE y hacer que el sistema funcione según el tipo y estado del pavimento sobre el que se circula.
  • Unidad de control electrónico (UCE): es el componente encargado de comandar el sistema de suspensión neumática en base a las señales y mediciones recibidas de los sensores.
  • Compresor dotado de filtro deshidratador: es el encargado de comprimir el aire para aumentar la presión de trabajo y garantizar el flujo constante de aire comprimido.
  • Fuelle, muelle o resorte neumático: sustituye al típico muelle de acero para proporcionar una respuesta más suave ante las irregularidades del terreno.
  • Amortiguadores específicos: son los encargados de absorber las vibraciones y movimientos verticales causados por el terreno. En ellos se instala el dispositivo que controla la altura de la suspensión neumática.
  • Reguladores de altura: permiten adecuar, de forma manual, la altura de la carrocería a las necesidades de la conducción. Quedan integrados sobre el panel de mandos para ofrecer al conductor la opción de elegir el tipo de suspensión.
  • Grupo de alimentación de aire: sirve como refrigerador del sistema y, por tanto, ayuda a mejorar la calidad de la suspensión neumática y su vida útil.
  • Bloque de válvulas electroneumático: incluye el sensor de presión, las válvulas de altura máxima, las solenoides, el acumulador de presión y la válvula de alivio o descarga, que se sitúa al inicio del sistema. 
  • Acumulador de presión: su función es almacenar el aire para que se vaya utilizando poco a poco y que el compresor no esté siempre accionado y en funcionamiento. De esta forma, se alarga su vida útil y se asegura el suministro de aire en situaciones de mayor demanda. El acumulador suele estar colocado entre el suelo del maletero y el silenciador.

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Averías más comunes en el sistema de suspensión neumática

Normalmente, la primera alerta ante una avería en el sistema de suspensión neumática será la activación del testigo luminoso “avería suspensión” en el cuadro de instrumentos. No obstante, el usuario también puede percibir desequilibrios en la amortiguación o que la carrocería está desnivelada.

Una de las causas de avería más comunes son las grietas en las balonas, que pueden deberse al deterioro del caucho por factores externos (cambios bruscos de temperatura, roces, etc.). Ante esta situación, puede percibirse una fuga de aire procedente de la zona cercana a la rueda en la que está situada la balona en cuestión y es recomendable desplazar el vehículo en grúa al taller de confianza para renovar el componente afectado.

Otro posible motivo de avería son las fisuras o desmangamientos de las tuberías encargadas de transportar el aire comprimido. Su detección puede no ser tan perceptible como el caso expuesto anteriormente y puede llegar a ser una reparación laboriosa. En este caso, es necesario comprobar el conexionado y la estanqueidad de cada una de las tuberías, y sustituir el tramo o conexionado afectado. Para detectar cuál es la zona averiada, es aconsejable recurrir a la máquina de diagnosis, que aporta agilidad y fiabilidad.

Ante cualquiera de las averías mencionadas, existe un componente cuyo funcionamiento puede verse afectado: el compresor. Estas situaciones pueden obligarlo a funcionar más tiempo del contemplado por el fabricante, lo cual puede ocasionar un desgaste prematuro del componente.

¿Cómo funciona, de forma genérica, una suspensión neumática?

Los sensores (de aceleración, de posición de la carrocería, de los ejes delantero y trasero, etc.) captan y miden el comportamiento del vehículo en carretera. Las mediciones realizadas son enviadas a la unidad de control electrónico (UCE) para que esta actúe en consecuencia y pueda adecuar la rigidez de la amortiguación a las condiciones reales de conducción. A partir de aquí, se pueden dar dos situaciones:

  1. Que exista carga y/o la altura de la carrocería disminuya con respecto al pavimento. En estas situaciones, el fuelle neumático se comprime, lo que provoca que la suspensión se vuelva más rígida o dura. Para devolver el confort a los ocupantes del vehículo, la UCE ordena al compresor que impulse el aire y que se abra la electroválvula del bloque neumático, con la finalidad de que entre aire en el resorte y se recupere la altura de la carrocería.
  2. Que no exista carga en el vehículo y/o la distancia de la carrocería respecto al suelo aumente. En este caso, el fuelle neumático se expande y se pierde presión, por lo que la suspensión se vuelve demasiado blanda. Para corregir el problema, la UCE ordena la apertura de la electroválvula correspondiente en el bloque electroneumático para que el aire comprimido salga del resorte y se reduzca la altura de la carrocería. 

La regulación de la altura y el tipo de suspensión del vehículo se pueden escoger de forma manual, a través del panel de mandos, o automática. En el siguiente vídeo pueden verse, de forma resumida, las opciones que da la suspensión neumática.

Recomendación

La suspensión neumática es un equipamiento avanzado que aporta un gran confort y seguridad para los ocupantes del vehículo en todo tipo de terrenos. Sin embargo, se trata de un sistema complejo que puede sufrir averías costosas, por lo que es fundamental llevar a cabo el plan de mantenimiento recomendado por el fabricante.

La limpieza de los bajos del vehículo con un limpiador concentrado desengrasante y biodegradable como LOCTITE SF 7840 es esencial para evitar que el barro, la grasa, el alquitrán, la carbonilla, la arena o las piedras puedan dañar los componentes de la suspensión, y evitar cualquier contratiempo que impida disfrutar de la suavidad de la conducción que aporta este sistema.

Conclusión

Los sistemas de suspensión neumáticos tienen su origen en los vehículos industriales. Sin embargo, la necesidad de conseguir suspensiones más efectivas y seguras ha hecho que este tipo de sistemas se implanten en muchos automóviles actuales. Su implantación se inició en vehículos de alta gama, aunque hoy en día ya es más común ver sistemas de suspensión neumática en los ejes traseros de algunos vehículos de gama media.

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Categorias: Aplicaciones