Una de las máximas a la hora de circular con un vehículo por carretera es minimizar los riesgos en caso de accidente. Esa es precisamente la función de los sistemas de seguridad pasiva. A continuación explicamos en qué consisten, cuáles son los más comunes y hacia dónde evoluciona el sector en este ámbito.
¿Qué son los sistemas de seguridad pasiva?
La seguridad en un vehículo depende de los sistemas de seguridad activa y pasiva del coche. Los primeros son aquellos elementos o avances técnicos destinados a evitar accidentes, por ejemplo: el sistema de frenos, la iluminación de los faros o ayudas a la conducción que mejoran la respuesta del vehículo cuando el conductor está al volante.
Por su parte, los sistemas de seguridad pasiva son aquellos cuyo objetivo es reducir las consecuencias una vez se ha producido el accidente. Los ejemplos más conocidos son el cinturón y el airbag, pero no son los únicos.
Los sistemas de seguridad pasiva más utilizados
Cinturones de seguridad
El cinturón fue uno de los primeros sistemas de seguridad pasiva que se introdujeron en los automóviles. El primero en equiparlo fue el Volvo PV544 a finales de la década de los 50. Hoy en día, es un componente obligatorio en cualquier vehículo a motor. Según la DGT, el cinturón es el elemento que más vidas ayuda a salvar en la carretera, reduciendo la mortalidad en un 45%.
Airbags
Otro de los sistemas de seguridad pasivos más conocidos es el airbag. Este fue patentado por Mercedes-Benz en el año 1971, pero no fue hasta 10 años más tarde cuando se incorporó por primera vez en el Mercedes-Benz Clase S W126. El airbag consiste en una bolsa de aire que se infla en cuestión de milisegundos tras un impacto en el vehículo a una determinada fuerza, con el objetivo de disminuir la energía cinética de los ocupantes y evitar su choque contra ciertas zonas de la cabina. Actualmente, existen airbags que protegen tanto a los ocupantes de las plazas delanteras como a los de las plazas traseras, salvaguardando las zonas corporales más críticas. En este sentido, existen los airbags delanteros, de cortinilla, de rodilla, pélvicos, torácicos, etc. Esta tecnología está en constante desarrollo y marcas punteras como Mercedes-Benz ya están trabajando en el desarrollo de airbags integrales tridimensionales que podrían reducir hasta un 30% las cargas que reciben los ocupantes durante un impacto.
Reposacabezas
Otro elemento de seguridad pasiva muy extendido son los reposacabezas. Estos son fundamentales para evitar los latigazos cervicales, que pueden tener consecuencias fatales. No son obligatorios, pero sí muy recomendables, ya que permiten dar soporte a la cabeza y al cuello. La mayoría de coches los llevan en los asientos delanteros, pero todavía hay modelos que no cuentan con reposacabezas en los de atrás. Por otra parte, existen reposacabezas fijos y otros móviles. No hay duda de que los más recomendados son estos últimos, puesto que permiten amortiguar el impacto de la cabeza contra el espaldar. Toyota, que ha sido una marca pionera en materia de seguridad, ha diseñado un asiento que reduce las lesiones cervicales gracias a que asegura el apoyo completo, desde la cabeza hasta el final de la espalda.
Chasis y carrocería
Con el paso del tiempo, los chasis y las carrocerías han evolucionado para ofrecer la mayor seguridad a los pasajeros en caso de choque. El objetivo es conseguir habitáculos indeformables (la denominada célula de supervivencia) y chasis que sean capaces de absorber los impactos, tanto frontales como laterales.
Hace mucho que en Estados Unidos se dieron cuenta de la necesidad de que exista un organismo que determine, a través de la realización de crash tests, la seguridad que ofrece un vehículo en su habitáculo. Así es como surgió el IIHS en 1959, de carácter privado. En 1970 apareció otro organismo más, en este caso público, la NHTSA En Europa hubo que esperar hasta el 1996, cuando llegaron los test de la Euro NCAP.
Vidrios del coche
Desde la aparición de los primeros automóviles se hizo patente la necesidad de proteger a los ocupantes del coche de elementos externos como el aire o la lluvia. Al principio, se utilizaban cristales normales, como los que se emplean para las ventanas. Sin embargo, pronto se observó que estos cristales suponían un grave peligro en caso de salir despedido e impactar contra ellos, ya que se quebraban con mucha facilidad y eran susceptibles de causar cortes.
En la actualidad, la directiva europea 2001/22 establece que los vidrios del frontal deben ser laminados, mientras que los de la parte trasera y los laterales pueden ser templados o laminados. En algunos casos también se emplean materiales plásticos para su fabricación.
Con el tiempo se han ido añadiendo más elementos de seguridad pasiva a los vehículos. Por ejemplo, los sistemas de retención infantil. Se trata de sistemas que ayudan a mantener las sillas fijadas al asiento con anclajes (ISOFIX) y que evitan que los menores puedan salir disparados hacia delante en caso de choque frontal. Además, las sillas infantiles deben cumplir con una homologación que garantiza una protección importante para el niño.
Lo último en sistemas de seguridad pasiva
Uno de los elementos de seguridad pasiva de última generación es un sistema destinado a minimizar las consecuencias de un atropello, en el sentido de proteger al peatón. Esta tecnología aborda el diseño de la carrocería para facilitar que se deforme de un modo específico y que la energía del impacto sea absorbida a través de la estructura y cause la mínima intrusión posible en la cabina. De este modo, se evitan los fuertes impactos sobre las zonas más expuestas en estas situaciones, como son cadera, piernas y cabeza. En este sentido, Toyota ha desarrollado una arquitectura de vehículo que utiliza refuerzos estructurales estratégicos para absorber los impactos. Además, este sistema de seguridad pasiva se apoya en funciones colaborativas como el tensado de cinturones o la activación de airbags óptima entre otros.
Este avance, así como otros que también han aportado mucho a la seguridad pasiva del vehículo, han sido posibles gracias a la apuesta de Toyota por la creación de un modelo de realidad virtual conocido como THUMS (Total Human Model for Safety o Modelo Humano Total de Seguridad). Este sistema supone un gran avance en este ámbito, ya que permite simular el comportamiento real del cuerpo humano frente a cada tipo de impacto y teniendo en cuenta diferentes perfiles de ocupante (tomando en consideración el sexo y la edad).
Un sistema diferente, también orientado a minimizar los daños corporales ocasionados al peatón en caso de atropello, es el capó con elevación automática. Esta opción permite amortiguar el golpe.
Otro avance importante en sistemas de seguridad pasiva son los sistemas ECall, que permiten llamar a las asistencias sanitarias de forma inmediata, reduciendo así el tiempo de espera para ser atendido tras un accidente. Si el impacto hace saltar los airbags, el sistema se activa automáticamente y envía a los servicios de rescate información del lugar exacto del accidente y datos relevantes del vehículo (matrícula, marca y modelo, combustible, etc.). Hay que tener en cuenta que el tiempo de respuesta de los servicios de emergencia puede ser fundamental a la hora de salvar vidas. Desde el año 2018, este equipamiento es obligatorio en todos los turismos y furgonetas de nueva homologación.
Además, hoy en día muchos vehículos incorporan un sistema de corte de inyección. Este permite aislar la bomba y el depósito de combustible del motor una vez que se ha producido el accidente, cosa que reduce el riesgo de incendio.
Conclusión
Es una realidad que los conductores cada vez dan mayor importancia a los equipamientos del vehículo en materia de seguridad y esta se ha convertido en una prioridad a la hora de elegir un modelo de vehículo. Por este motivo, las grandes marcas siguen invirtiendo en el desarrollo de nuevos sistemas de seguridad activa y pasiva para sus coches que ayuden a minimizar riesgos a la hora de coger el volante.