Es habitual leer y escuchar que el mayor valor de las empresas es su capital humano. Las personas son las que hacen las empresas, y la gestión de sus capacidades es clave en el éxito del negocio. En un campo como el de la automoción, en constante evolución, se debe mirar hacia el futuro, pero sin olvidar los pasos ya andados. Por eso, la convivencia de distintas generaciones de trabajadores en el taller puede llegar a ser beneficiosa.
El objetivo primordial a conseguir por parte del gerente o del jefe de taller es que las distintas generaciones colaboren y pongan sus conocimientos al servicio de los demás. Aunque pueda parecer que la convivencia de generaciones es complicada, se puede solucionar con un correcto manejo de los conflictos que puedan surgir.
Se debe crear un ambiente de trabajo que permita aunar la innovación y el dinamismo de los más jóvenes con la trayectoria y experiencia de los más veteranos. La combinación de las cosas positivas que pueden aportar distintas generaciones le dará al taller un impulso de calidad espectacular. Hay que construir la calidad del taller sobre los cimientos de la fortaleza de distintas generaciones.
En esta relación entre las distintas generaciones influyen diversos aspectos como las motivaciones, los valores o las actitudes de cada uno. La pasión por la mecánica puede perderse con los años, por ello no está de más que los más jóvenes evoquen recuerdos de ese sentimiento en los mayores.
Los más veteranos aportan un bagaje imprescindible. Si el movimiento se demuestra andando, la mejor forma de aprender un oficio es practicándolo. Y de eso los más mayores del taller saben bastante. Bien harán los trabajadores más jóvenes en hacer caso de sus indicaciones. A pesar del ímpetu con el que suelen acceder las nuevas generaciones, escuchar la voz de la experiencia les hará más y mejores profesionales.
Con el paso de los años, los mecánicos experimentados han aprendido distintas formas de realizar trabajos, saben cuáles son rápidas y eficientes. Eso es lo que deben transmitir a las nuevas generaciones y confrontar las técnicas con los nuevos métodos que conocen y practican los más jóvenes.
Los coches evolucionan y las condiciones de trabajo también. En los últimos años se ha puesto especial hincapié en la seguridad laboral y la empresa debe formar a sus trabajadores. En este aspecto, los jóvenes deberían ser quienes recordaran a los mayores que los tiempos han cambiado y el trabajo en los talleres también. Los veteranos deben escuchar, comprender e interiorizar que hay trabajos que ya no se pueden hacer como antes.
La necesidad de la convivencia de generaciones en el taller
Son muchas las innovaciones y conceptos que los jóvenes pueden aportar. En esta convivencia de generaciones necesaria en el taller, todos son profesores y alumnos. No debe el veterano creer que lo sabe todo, la formación continua también le llega y las nuevas técnicas pueden simplificar su trabajo, y de eso saben bastante los que empiezan en la profesión, ya que están más al tanto de las innovaciones.
En la convivencia de generaciones es importante tener clara la jerarquía. Para un veterano la llegada de un jefe joven puede suponer una amenaza. Pero también son los más dispuestos a las innovaciones, con lo que el experimentado profesional puede aportar su experiencia para una mejor gestión del taller. Sus sugerencias serán casi siempre tenidas en cuenta.
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