En cualquier negocio fijarse en la competencia es un factor a considerar para sacar el máximo rendimiento y beneficio. Nunca hay que considerarla como un problema, sino como un aliciente. Saber que el cliente tiene mucho donde elegir debe motivar para intentar ser cada día mejores. Para eso hace falta desmarcarse del resto de negocios y marcar tu propio camino. Debes incidir en aquellos rasgos que basarán tu diferenciación de los otros talleres y tu vía para atraer clientes.
Son varios los puntos en los que focalizar la diferenciación. Prestar atención a todos te hará ganar más clientes y, más importante aún, mantener a los que ya tienes:
- Precio. Investiga los precios de la competencia para poder ajustar los tuyos lo máximo posible. En una época en la que la economía familiar no es excesivamente boyante, el cliente busca y compara. Un precio demasiado bajo puede llevar al cliente a desconfiar de la calidad de las reparaciones y un precio elevado lo alejará de tus puertas.
- Servicio. Con toda probabilidad, tu mejor marca, tu mejor aliado: un buen servicio. Más allá de precios, más allá de cualquier otro condicionante. La mejor presentación para un taller es hacer un buen trabajo. El cliente va a medir nuestra eficiencia y rapidez, si no queda contento no volverá. Igual que uno no va a un médico que no muestre suficiente competencia, en el taller, el cliente busca unos mínimos de calidad. Dentro del servicio, la diferenciación la puedes marcar a través de:
- Calidad. Que todos los trabajos que hagas tengan una calidad excelente.
- Variedad de servicios. Explora qué clase de trabajos ofrecen los demás y los que puedes ofrecer tú. Cuanto más puedas ofrecer, llegarás a un mayor número de gente. Pero debes valorar la capacidad de trabajo de tu taller, no quieras abarcar servicios que no puedas ofrecer con unos mínimos de calidad exigibles.
- Flexibilidad de horarios. Cuanto más facilidades ofrezcas al cliente, mejor. No todo el mundo vive acorde a los horarios de oficina, con lo que pueden necesitar de tus servicios casi en cualquier momento. No quiere decir esto que tengas que abrir 24 horas, pero ten en cuenta las necesidades de tus clientes y ofréceles lo que la competencia no ofrezca.
- Rapidez. En una sociedad en la que el vehículo se ha convertido en imprescindible para la mayoría de personas, la rapidez en la reparación es vital. Pero recuerda: la calidad, lo primero.
- Imagen. La imagen del taller también te ayuda a atraer clientes. Un taller ordenado y limpio generará más confianza. El cliente percibe todos los detalles y un mínimo problema puede echar al traste todo el esfuerzo. Cultiva un buen ambiente laboral, para que no vea trabajadores desmotivados o enfadados.
- Atención al cliente. Cada cliente quiere sentirse especial, no sentirse un número ni una orden de reparación. Los clientes tienen nombre propio, la diferenciación estriba en cómo los atiendes. Aconsejar y escuchar son las dos claves para atenderlo bien, no todo es sonreír. Hay que hacerle sentir seguro y que se reafirme en que ha elegido el taller que realmente le va a ayudar con su problema.
- Marketing. Todo lo anterior te va a servir para que puedas llevar a cabo acciones de marketing que atraigan a más clientes. Diferenciándote del resto, te harás tu propio nombre y podrás hacerte publicidad. Pero sin un buen servicio, esa publicidad puede repercutir en tu contra. Elige bien cómo la haces, dependerá de quiénes sean tus potenciales clientes. Sé original para diferenciarte del resto. Échale un vistazo a esta guía para dominar las claves del marketing para tu taller.
En definitiva, ofrece lo que te hace diferente a los demás, lo que te diferencia del resto. En un mercado tan competitivo, el más mínimo detalle de diferenciación puede hacer que tu taller funcione mejor.
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