Uno de los aspectos que más debes cuidar en tu taller es el cuidado de tus empleados y el respeto a la normativa vigente. Cada vez más se insiste, desde los distintos organismos del Estado, en el cumplimiento de la ley de prevención de riesgos laborales. Pasarla por alto puede salir muy caro si en algún momento se recibe la visita de uno de los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social.
Y uno de los elementos más sensibles y cuya protección olvidan con más facilidad los trabajadores son los ojos, precisamente una de las partes del cuerpo humano más expuestas a los peligros del trabajo en un taller. Ya sea porque el trabajador se siente más cómodo sin llevar unas gafas de protección en el taller, o porque cree que así finalizará más rápido su trabajo. Y en muchas ocasiones la propia creencia del trabajador de que “no pasa nada”. Y no pasa nada… hasta que pasa. La toma de conciencia de los empleados en la protección de sus ojos debe ser una prioridad en cualquier empresa y, por supuesto, en un taller.
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Hay que acabar con la tendencia de los trabajadores a descuidar, en muchos casos, la seguridad en el trabajo. Sin las gafas de protección, los ojos están expuestos al polvo, a salpicaduras, a chispas de elementos eléctricos, como la radial por ejemplo, o a que entren objetos extraños. Los trabajadores deben saber que no es solo por la seguridad en el trabajo, sino también por su vida en general, pues no usar unas gafas de protección puede provocarles heridas muy graves que, en casos extremos, puede provocar pérdida de visión e incluso ceguera.
El sentido de la vista es primordial, por supuesto, para realizar labores en un taller. El 80% de la información que percibimos llega por los ojos y afecta no solo al trabajo, sino al comportamiento y la percepción general. En un taller se expone a muchos peligros y la simple utilización de unas gafas de protección reduce esos riesgos a porcentajes mínimos.
Formación e información para evitar sanciones
El no atender correctamente a esta protección ocular no solo es un peligro para los trabajadores, sino que puede conllevar consecuencias muy graves y sanciones tanto para el empresario como para el trabajador. La preocupación de las autoridades por el cumplimiento de los riesgos laborales de los que hablábamos antes hace que estén a la orden del día las inspecciones de trabajo y cada vez son más estrictas.
Es conveniente dar la formación adecuada a los trabajadores y hacerles ver la importancia del uso de gafas protectoras. Acorde a la ley, las sanciones por no hacer cumplir con su uso obligatorio para determinados trabajos pueden ser graves o muy graves. Será el inspector de trabajo el que valore tanto la gravedad del incumplimiento como su grado, que puede ser mínimo, medio o máximo.
Este grado se determina en función de la peligrosidad de las actividades, el número de trabajadores afectados, el incumplimiento de las advertencias o requerimientos previos de la Inspección de Trabajo o la conducta general seguida por el empresario en materia de seguridad, entre otras. Y la sanción puede ser económica, pudiendo oscilar entre 1.500 y 600.000 euros (en casos extremos) e incluso acarrear responsabilidades de índole penal.
La protección de los ojos es una de las más importantes dentro de los riesgos laborales que pueden suceder en un taller. El uso de unas gafas de protección en el taller soluciona y previene estos riesgos. Es un uso necesario e imprescindible y un tema que el empresario jamás debe perder de vista, nunca mejor dicho...