El chasis es, estructuralmente, el elemento más importante de un vehículo, ya que sobre él se asientan el resto de piezas, incluidas las ruedas, el motor o la carrocería. En resumen, es la base y los cimientos de cualquier automóvil, y un fallo en el chasis podría extenderse a prácticamente cualquier pieza conectada a él. Por ello, siempre es importante saber reconocer cuándo un vehículo tiene problemas en el chasis y estar preparados para poder solucionarlos.
Diagnosis de la avería
Cuando un vehículo llega al taller con una avería en el chasis o con síntomas de la misma, lo primero que se debe realizar es una diagnosis, para identificar el problema, conocer el alcance de la avería y saber qué piezas se deben sustituir, obteniendo así una visión global de la reparación:
- ¿Existe algún tipo de deformación o desviación? ¿En qué dirección o direcciones?
- ¿Están dañadas las piezas adyacentes, visibles o no visibles, de la carrocería u otras partes del vehículo?
- ¿Está deformada la estructura de la carrocería?
En base a esta diagnosis se determinan los procesos, herramientas y técnicas necesarias para llevar a cabo la reparación.
Material del chasis
Por un lado, para la reparación del chasis hay que tener en cuenta el material del que está compuesto. La mayoría de ellos están formados de tubos y piezas de soporte de acero, aunque también existen de otros materiales, como por ejemplo de aluminio. En cualquier caso, nos vamos a centrar en los de acero ya que suelen ser los más habituales.
Dentro del propio acero existen diferentes tipologías con unas propiedades que varían mucho entre unos y otros. Sobre todo hay que tener en cuenta características mecánicas como la elasticidad o la resistencia a la tracción. En general, se suele clasificar los aceros por familias, de acuerdo al procedimiento llevado a cabo para su elaboración.
- Aceros convencionales: son aceros dulces y su proceso de fabricación es el laminado en frío.
- Aceros de alto límite elástico: tienen resistencias que van desde los 300MPa hasta los 400MPa. El proceso de fabricación puede ser variado (endurecido al horno, refinamiento al grano, endurecimiento por precipitación, temple de cristal mixto, etc).
- Aceros de límite elástico superior: con resistencia desde 500MPa hasta 800MPa. Proceso de fabricación mediante fases duras.
- Aceros de límite elástico supremo: conformados en caliente. Resistencia superior a 800MPa.
Dependiendo del tipo de acero, su resistencia y propiedades elásticas, se podrá forzar más o menos en los procesos de enderezamiento.
Posibles procedimientos
El chasis es uno de los elementos más delicados del vehículo ya que funciona como estructura y soporte para todo el resto de piezas. Por tanto, la cuestión de si reparar o sustituir directamente un chasis es de máxima importancia.
En caso de que exista una deformación ligera, es posible llevar a cabo un enderezamiento en frío. De esta manera se podría intentar devolver el chasis a su posición original. Sin embargo, hay que tener en cuenta que es un proceso de riesgo ya que se podría forzar demasiado el acero y provocar roturas, sobre todo en caso de aceros de alta resistencia. Además, es bastante difícil que un chasis quede 100% perfecto tras un conformado en frío, aunque un buen profesional puede dejarlo casi como nuevo.
Asimismo, antes de proceder es neceario descartar que las vibraciones o balanceos provengan de alguna pieza ajena al chasis, como llantas deformadas o rodamientos en mal estado.
En el caso de que el chasis posea graves deformaciones, roturas o grietas (en este caso probablemente se detectarán tras una simple inspección ocular), lo más recomendable es ser sincero con el cliente y recomendarle el cambio del chasis, ya que será prácticamente imposible devolverlo a su estado original.
En próximos artículos entraremos más en profundidad en este tema y hablaremos sobre averías concretas en el chasis y cómo proceder a su reparación.