En los tiempos que corren, la seguridad laboral es uno de los principales caballos de batalla de las empresas. Proteger a los trabajadores es una máxima a perseguir en el trabajo diario del taller. Una mejor protección aumenta la productividad de los empleados, ya que mejora enormemente las condiciones laborales. Un trabajador que corre menos riesgos es un trabajador que se siente más seguro. Y un trabajador que se siente seguro es un trabajador que rinde más.
Entre los elementos a proteger, uno de los que probablemente sufra de menor atención es el oído. La pérdida de audición se encuentra entre los tres problemas de salud que más afectan a los trabajadores. Por tanto, la protección auditiva en el taller es imprescindible. Aunque la obligatoriedad legal sitúa el umbral de ruido continuo en el que se hace necesario el uso de elementos de protección auditiva en 85 decibelios, si se ronda ese nivel es aconsejable utilizarlos.
El taller es un lugar de trabajo en el que los niveles de ruido suelen alcanzar cotas elevadas. Las máquinas hidráulicas, neumáticas o eléctricas generan en el ambiente un ruido que puede llegar a ser peligroso para la salud auditiva. Y lo peor es que no existe percepción de ese peligro, por lo que las medidas se suelen tomar tarde.
Por eso, antes de que se escuche un zumbido o que se tengan problemas para escuchar, se debe hacer uso de los elementos de protección auditiva en el taller. Además de reducir el riesgo de padecer enfermedades auditivas, se aumenta la seguridad en el trabajo. Los daños en el oído pueden ocasionar que no se escuche correctamente indicaciones o avisos.
El uso de protección auditiva en el taller no elimina el sonido por completo, solo lo atenúa. El protector adecuado te permitirá escuchar conversaciones a nivel normal mientras que disminuyen el ruido a un nivel apropiado para no sufrir daños.
La exposición al ruido sin protección auditiva en el taller no solo puede afectar a este órgano. También puede significar la aparición de otros problemas de salud. Un dolor prolongado en el oído puede llegar a provocar mareos y vértigos. Pero no solo eso, cambia el ritmo cardíaco y puede hacer padecer, al trabajador que se exponga continuamente, hipertensión arterial.
Otros lesiones no auditivas pueden ser perturbación del sueño, problemas digestivos, estrés o fatiga. Con lo que aumentan las posibilidades de sufrir un despiste y producirse un accidente.
Las protecciones auditivas más comunes son los tapones y las orejeras. Es fundamental que se utilicen durante todo el tiempo que se esté expuesto al ruido. Si se quita durante un breve período de tiempo se reduce considerablemente su eficacia. Es por ello que el trabajador debe encontrar aquel elemento que le sea más cómodo.
El mantenimiento de los elementos de protección auditiva es también muy importante. Por motivos higiénicos, los tapones son de uso individual. Si las orejeras las van a usar más de una persona se deben limpiar tras cada uso y llevarán almohadillas.
Y a pesar de que se pongan los medios necesarios y que se empleen elementos de protección auditiva en el taller, no está de más que cada cierto tiempo los trabajadores se sometan a una evaluación auditiva para saber si están perdiendo capacidad.
La protección auditiva en el taller es un elemento de prevención fundamental que puede ayudarte a mejorar tu salud laboral y la de los trabajadores del taller, con lo que no dudes en invertir en ella.
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