Uno de los peores enemigos para la conservación de un vehículo es el óxido. Se crea cuando ciertos metales quedan expuestos al oxígeno y al agua, y se puede acentuar con la sal que podemos encontrar en algunas carreteras en los meses de invierno. Cuando un cliente viene con un vehículo oxidado, hay que hacerle ver que se puede solucionar, pero ¿es siempre efectivo el desoxidante? Hoy vamos a verlo.
¿Cómo valorar el utilizar un desoxidante?
En el momento que descubrimos que tenemos óxido en un coche debemos determinar en qué zona está y si es viable la reparación. El óxido puede aparecer tanto en chapas exteriores o interiores y en piezas mecánicas. Para solucionarlo podremos necesitar algún desoxidante.
Tipos de óxido que nos podemos encontrar
- Óxido en chapas interiores: Es el más complicado tanto de detectar como de tratar. Las zonas más habituales donde lo podemos encontrar es en los bajos, en los marcos de parabrisas o en piezas que forman uniones estructurales. Al estar en zonas de difícil acceso, suele saltar la alarma cuando la pieza está ya muy afectada, por eso en muchos casos la única opción que nos queda es la sustitución de la pieza y sanear con un desoxidante la zona contigua. Si el óxido llega a afectar a la estructura tendrá una difícil solución y será más costosa de realizar.
- Óxido en chapas exteriores: Es el más habitual cuando ha habido un golpe que ha dañado las capas de pintura o cuando se han efectuado reparaciones de baja calidad. Puedes aconsejar a tus clientes que cuando detecten un pequeño golpe lo lleven a reparar, porque si lo dejan a un lado puede pasar lo inevitable.
- Óxido en piezas mecánicas: Los componentes más comunes donde puede aparecer óxido son los tubos de escape, brazos de suspensión, rótulas de dirección y tornillería variada. Este tipo de óxido es muy agresivo, ya que si tenemos que aflojar un tornillo o tuerca oxidado tenemos muchas posibilidades de que se rompa por el efecto de pegado que genera esta problemática.
¿Qué desoxidante recomendamos?
Desde aquí aconsejamos LOCTITE LB 8018, un aceite penetrante transparente en aerosol que está diseñado para actuar al momento y liberar tuercas oxidadas o gripadas, pernos, tornillos y otras conexiones roscadas. También funciona muy bien en piezas de metal. Incluso se puede emplear para despegar alquitrán, grasa, suciedad y otros depósitos de carbonilla, o como limpiador antes de la lubricación. El producto deja sobre la pieza una fina capa que la lubrica y evita el óxido. Si el tornillo presenta mucha oxidación deberíamos repetir el proceso para lograr un buen resultado y sustituirlo por otro nuevo.
¿Cómo podemos eliminar el óxido?
Para nosotros, no hay una forma única de hacerlo, pero creemos que funciona muy bien valorar si el óxido está en chapas exteriores y no tiene daños a nivel de estructura. Si es así, podemos eliminarlo sin tener que sustituir la pieza. Necesitaremos para ello un tratamiento de desoxidante para eliminar por completo el óxido y para protegerlo más adelante. Esta es la forma de hacerlo que te recomendamos, aunque puedes adaptarla a la tuya propia:
- Con una cepilladora y disco de púas quitamos la pintura de la zona afectada.
- Enmascaramos la zona contigua.
- Aplicamos un desoxidante por la zona afectada y dejamos actuar *.
- Limpiamos la zona.
- Aplicamos imprimación.
- Pintamos la pieza.
*En estos casos es especialmente recomendable la gama de productos BONDERITE M-NT 1. Además, una vez esté hecha la reparación son de gran ayuda las toallitas BONDERITE M-NT 1455-W, que están listas para usar y hacen que los procesos de tratamiento de metal sean más rápidos y fáciles. Simplemente hay que pasar la toallita sobre la superficie para proporcionar un recubrimiento de conversión.
En este vídeo se ve lo sencillo que es aplicar estas toallitas. A pesar de ello, el tema del desoxiante es amplio y no hemos entrado en todos los matices, pero esperemos que esta información te haya sido de utilidad.
¿Qué te parecen estas recomendaciones a la hora de usar el desoxidante?