Entre las tareas de un taller no solo figuran las reparaciones o mantenimiento de vehículos. También existen talleres o profesionales especializados en la transformación y modificación estética de coches. Y dentro de este ámbito, los spoilers o alerones son elementos que cobran gran importancia. Por eso, a continuación, profundizamos un poco más en estos accesorios y vemos los dos métodos más habituales para montarlos.
Los spoilers o alerones son elementos de los vehículos que casi siempre han estado relacionados con el mundo de la competición o el tuning. Estos accesorios cumplen una doble función: estética, ya que dotan al vehículo de unas líneas más agresivas; y funcional, ya que buscan aumentar las prestaciones aerodinámicas del vehículo.
Podemos encontrar spoilers delanteros, similares a faldones verticales, que buscan restringir el paso de aire por debajo del vehículo y mejorar la adherencia en las curvas. Pero, sin duda, los más conocidos y admirados son los alerones traseros, dada la espectacularidad y valor estético que añaden al vehículo.
Al hablar de estos elementos se puede hacer referencia a los alerones o spoilers que un vehículo trae de serie. Suele tratarse de spoilers laterales o de bajos, alerones en portones o techos y molduras laterales. El componente principal de estos elementos suele ser, en la mayoría de casos, fibra de vidrio o plástico en sus diferentes variantes.
Sin embargo, la cuestión es cuando queremos incorporar en los vehículos nuevos elementos para embellecerlos o tunearlos, bien sustituyendo los anteriores o bien acoplándolos a los originales para modificarlos.
Las roturas más frecuentes y su reparación
Los más afectados suelen ser los spoilers delanteros, seguidos de la taloneras y los protectores de estribos laterales. En estas reparaciones es donde tenemos que tener más cuidado, porque son piezas muy expuestas a golpes y roces, sobre todo en badenes y bordillos, y una mala reparación puede hacer que la resistencia del componente reparado sea insuficiente. Por eso, a la hora de repararlos, hay que tratar de conseguir igualar o mejorar las propiedades mecánicas que trae de fábrica.
A continuación te damos algunas recomendaciones de reparación, basadas en el tipo de material y el posible tipo de reparación, que permiten abastecer este objetivo:
- Si es un desperfecto leve o una pequeña fisura sobre material plástico que viene reforzado o no, podemos usar simplemente productos de pegado y soldadura fría bicomponente. Para ello, te recomendamos TEROSON PU 9225, que se aplica fácilmente a través de su cánula.
- Otra forma de reparar estos daños es usar el método de soldadura por aire caliente y varilla del mismo material. El problema de este método se presenta cuando nos encontramos con materiales aleados o reforzados que son complicados de fundir y soldar. En estos casos no se asegura la resistencia, con lo cual lo idóneo es recurrir al uso de los adhesivos bicomponentes mencionados en este artículo.
- Cuando se trata de una reparación en las que existe poca superficie de contacto y una pobre coincidencia entre los bordes a pegar, se recomienda utilizar el método de soldadura del plástico comentado en el punto anterior, o hacer uso de un adhesivo especialmente indicado para estos casos como LOCTITE 3090.
- Para reparaciones sobre piezas de resina y fibra de vidrio, o incluso plásticos reforzados, se colocan capas de resina de poliéster y de manta de fibra de vidrio de forma alternativa.
- Para incrementar la resistencia en cualquiera de las reparaciones mostradas, es conveniente añadir en la cara interna el tipo de refuerzo más adecuado a la naturaleza de cada pieza.
- Finalmente, para el pegado no visto de sustratos que presentan baja adherencia, te recomendamos productos de un componente como TEROSON MS 9220.
Esperamos que te hayan sido de utilidad estas técnicas de reparación.
