La estanqueidad es una propiedad que se basa en la capacidad para evitar que entren partículas externas al interior de una pieza, circuito o habitáculo, ya sea agua, aire, polvo u otra substancia. Del mismo modo, la estanqueidad también permite evitar la fuga de cualquier tipo de sustancia líquida o gaseosa del interior de un recipiente.
Se trata de un término muy usado en el mundo de la producción, mecánica, reparación y mantenimiento de vehículos, por lo que es más que recomendable saber qué es exactamente la estanqueidad y cómo se mide.
Se denominan juntas los elementos que se emplean para sellar las dos caras de unión que conforman un cierre mecánico. Su función es proporcionar la estanqueidad necesaria para evitar fugas o la entrada de sustancias en el interior de la unión.
Su historia está muy ligada al desarrollo de la automoción de principios del siglo XX. Desde entonces, las juntas se han convertido en un importante elemento que se utiliza en numerosos componentes y sistemas del vehículo.
Es fundamental que los alojamientos o superficies de apoyo de las juntas de estanqueidad cumplan con unos requerimientos de calidad superficial determinados. El índice de rugosidad de dichas superficies dependerá del tipo de estanqueidad (estática o dinámica) y de la dureza de la junta, que vendrá determinada por la holgura de unión y la agresividad química del líquido o gas contenido.
A continuación, se describen los principales tipos de juntas de estanqueidad:
Existe una gran variedad de juntas que permiten soluciones de estanqueidad óptimas para cada parte del vehículo en función del tipo de fluido que contengan (ácidos, lubricantes, disolventes, alcalinos, viscosos, etc.), del tipo de ensamblaje entre las piezas de unión y del material de las mismas.
En el mercado se pueden encontrar también gran variedad de productos que mejoran notablemente las prestaciones de las juntas de estanqueidad. Existen productos específicos para cada fin (selladores, adhesivos, etc.). Además, existen productos destinados a la formación de juntas que reemplazan a las juntas convencionales.
Esencialmente, existen dos situaciones en las que es necesario llevar a cabo la sustitución de las juntas de estanqueidad:
A continuación, se describen los pasos generales que deben seguirse a la hora de sustituir una junta de estanqueidad:
Como ya se ha señalado, la estanqueidad es fundamental para evitar fugas en diversos elementos del vehículo. Las juntas en mal estado pueden provocar pérdidas de líquido o de gas que repercutan negativamente en el funcionamiento de sistemas como el de combustible o el del aire acondicionado.
Asimismo, la estanqueidad evita que entren agentes externos en el habitáculo o elementos del vehículo, impidiendo así que penetren la suciedad u otros agentes que podrían alterar la composición de los fluidos.
Para medir la estanqueidad se utiliza una herramienta denominada vacuómetro. Su modo de funcionamiento es simple: el vacuómetro mide el vacío de un lugar o elemento determinado y esto le permite detectar fugas por caídas de presión fácilmente.
Existen distintas clases de vacuómetros, pero los más habituales son los de accionamiento mecánico. Estos vacuómetros funcionan de forma similar a un manómetro tradicional y pueden medir la presión de líquidos o gases.
El profesional del taller debe cerciorarse de sustituir las juntas según las recomendaciones y especificaciones del fabricante, así como asegurar la correcta instalación de las mismas.
Las juntas son elementos fundamentales y de seguridad en determinados componentes del vehículo. Por lo tanto, es importante cumplir con las indicaciones de mantenimiento o sustitución recomendadas y respetar su vida útil.