Todo lo que debes saber (y más) sobre tu futuro banco de trabajo

Por Ruta 401

El Real Decreto 1457/1986, que regula la actividad industrial y la prestación de servicios en los talleres de reparación de vehículos automóviles de sus equipos y componentes, nos indica en su Anexo I que uno de los elementos necesarios para los talleres es el banco de trabajo. Y es que en él desarrollamos gran parte de nuestra jornada laboral. Por ello, debemos seguir una serie de premisas a la hora de comprar el nuestro.

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¿Qué tipo de bancos hay?

  • Fijo: su estructura es pesada y estable, y puede estar fabricado de madera, metal o de ambos materiales. Si vamos a emplear el banco para la reparación de cajas de cambio automáticas, que contienen ATF (aceite empleado en la caja de cambios automática), es necesario que nuestro banco sea metálico y con desagüe especial para éste tipo de líquidos. La principal ventaja de los bancos fijos reside en su amplio tamaño y su capacidad para almacenar en armarios o cajones, herramientas o manuales.
  • Plegables: están fabricados en una estructura metálica ligera. Suelen ser ajustables y se utilizan en trabajos puntuales que no requieran el uso de herramientas pesadas. Su principal ventaja es la portabilidad y el poco espacio que ocupan cuando se encuentran plegados.

Partes de un banco de trabajo

En el mercado podremos encontrar una infinidad de bancos de trabajo, cada fabricante incorporará diferentes variables que lo harán más completo. Algunos de los esenciales son:

  • Superficie de trabajo: allí donde realizaremos cualquier tipo de reparación. Como ya hemos indicado en el apartado anterior, dependiendo del trabajo a realizar necesitaremos un tipo de superficie u otra.
  • Mordazas o topes: pueden ser de diferentes tipos de material plástico, madera o metal. Los bancos suelen traerlas para sujetar piezas planas o redondas.
  • Orificios para los topes: suelen estar repartidos por el banco para la colocación de mordazas o para la sujeción de herramientas eléctricas.
  • Portaherramientas: algunos bancos nos ofrecen la posibilidad de éste accesorio, en el que podremos colocar diferentes tipos de herramientas.
  • Regulación de altura: generalmente empleada en bancos portátiles, nos permiten regular la altura de la superficie gracias a unos muelles de compresión.

Complementos de un banco de trabajo

  • Tornillo de banco de trabajo: es el principal componente de cualquier banco de trabajo. En él sujetaremos cualquier pieza para poder manipularla con toda seguridad.
  • Cajones: los sistemas modulares de los bancos de trabajo permiten acoplar diferentes tipos de cajones para guardar herramientas.
  • Patas regulables en altura: están pensadas para que los bancos fijos se adapten a la altura de la persona que los utiliza.
  • Soportes: de columna, para esmeriladora… Con ellos podremos acoplar diferentes tipos de herramientas eléctricas y neumáticas para poder hacer trabajos verticales.

¿Cuántos bancos de trabajo debo tener?

La respuesta va a depender del espacio que tengas, aunque el mercado nos ofrece diferentes combinaciones para adaptar cualquier banco a diferentes espacios, tendremos que ver cual se acopla mejor a nuestro taller. No obstante, los profesionales del sector siempre recomiendan tener dos tipos de banco:

  • Banco “sucio”: destinado a trabajos con líquidos tales como aceite, disolvente o pinturas. Deben tener una toma de agua y un desagüe, y su limpieza debe ser constante.

  • Banco “limpio”: destinado a realizar trabajos que dejen pocos residuos o que requieran una limpieza en seco. Trabajos con limas, sierras reglas y materiales como madera, piedras o metales.

Tengas el banco de trabajo que tengas, lo que es esencial es que el banco de trabajo esté siempre limpio y en unas condiciones que permitan trabajar con total garantía. 

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