Cómo cambiar discos y pastillas de freno correctamente

Por Ruta 401

cambiar discos de freno

Cambiar los discos y las pastillas de freno de un vehículo es una tarea frecuente en los talleres. 

El sistema de frenado principal o freno de servicio es la unidad encargada de reducir o anular la velocidad del vehículo. El fundamento de este sistema es el frenado por fricción: una parte fija aprieta contra una parte móvil solidaria a las ruedas y, gracias a ese rozamiento, se consigue frenar el vehículo. El objetivo de cualquier sistema de frenos, sean cuales sean las condiciones de carga o velocidad, es que la frenada sea precisa, segura, rápida y eficaz. Existen dos variantes de sistemas de frenado: el freno de tambor y el freno de disco, y este artículo se centra en la sustitución de los elementos de desgaste del último.  

Sistemas de freno de disco

Los sistemas de freno de disco son utilizados en muchos tipos de vehículos (SUV, híbridos, utilitarios o todoterrenos, entre otros). Originariamente estaban destinados a vehículos de gama alta, pero su uso se ha extendido y, actualmente, es la tecnología más utilizada.

Este sistema se basa en un disco situado en el eje de giro, solidario al movimiento de giro de las ruedas, y dos pastillas fijadas a la estructura del vehículo mediante una pinza (también llamada cáliper o mordaza). En el momento en que se acciona el pedal de freno, se propulsa líquido de freno hacia el sistema de frenado y se acciona un pistón hidráulico que empuja las pastillas contra ambas caras del disco.

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Proceso para cambiar discos y pastillas de freno

A continuación, se describen las etapas principales del proceso para cambiar discos y pastillas de freno:

  • Acondicionar el vehículo. El primer paso consiste en colocar el vehículo en la posición adecuada para desarrollar el trabajo. Debe elevarse del suelo (mediante un elevador o gato hidráulico) para permitir libertad de giro en las ruedas.

  • Liberar presión del circuito hidráulico. Es recomendable abrir el tapón del depósito del líquido de frenos para evitar que, más tarde, al presionar el émbolo de la pinza de frenado, el líquido rebose por el depósito debido a la presión del circuito (este líquido es altamente contaminante para otros componentes).

  • Desmontar las ruedas cuyo sistema de frenado se va a renovar. Es recomendable cambiar los discos y las pastillas de freno de ambas ruedas del mismo eje para garantizar una frenada equilibrada y segura.

  • Desmontar las pastillas. Hay que aflojar manualmente los tornillos de los pernos guía de las pinzas de freno y desplazar el émbolo, retrayéndolo, para poder liberar las pastillas de freno.

En muchos vehículos de última generación, es imprescindible habilitar, en el menú del cuadro de instrumentos, la opción “sustitución de pastillas de frenado” para que estas se ajusten a su posición de desmontaje.

  • Desmontar las pinzas de freno. Antes de desmontar las pinzas, debe desconectarse el sensor de revoluciones de cada rueda y el testigo de desgaste (si el vehículo lo equipa).

  • Evaluar el desgaste de los discos de freno para verificar que este ha sido equitativo en ambos lados. De lo contrario, es posible que se requiera lubricación o sustitución de alguno de los pernos guía.

  • Limpiar las pinzas de freno. Hay que eliminar cualquier tipo de residuo o grasa de las pinzas para garantizar el buen funcionamiento y suavidad del sistema de frenado. En el mercado existen productos especializados para la limpieza de este componente, como LOCTITE SF 7235.

  • Cambiar los discos de freno. Para extraer los discos, es preciso desmontar los tornillos centrales. A continuación, se pasa a instalar los nuevos discos (es recomendable renovar los tornillos cada vez que se desmonten). En este paso es fundamental atender a la secuencia de atornillado y al par de apriete marcado por el fabricante en el manual del taller del vehículo. El incumplimiento de esta recomendación puede ocasionar una deformación de la superficie del disco o la aparición de grietas en torno a los puntos de atornillado, lo que conllevaría posibles vibraciones del pedal de freno y un desgaste prematuro tanto del disco como de las pastillas.

El sistema de frenos de cada coche está diseñado acorde al tamaño y potencia del vehículo. Por ello, es fundamental que, a la hora de cambiar los discos y las pastillas de freno, se opte por un modelo similar al montado de serie o a una gama superior. Una mala elección de los discos de freno puede propiciar una avería grave y poner en riesgo la seguridad del vehículo.

Existe una gran variedad de opciones de discos de freno en el mercado, desde los discos macizos, utilizados en vehículos de gama media-baja hasta los ventilados, perforados, rayados, ondulados o combinados, diseñados para disipar mejor el calor.

Otro factor que puede afectar a la calidad de los discos de freno es el material con el que se fabrican. Aunque lo habitual es que sean de acero, existe una variante mucho más cara: los discos cerámicos, empleados esencialmente en modelos de alta gama o en coches de competición, donde la exigencia de frenado es mayor.

  • Montar las nuevas pastillas. Para ello, se debe presionar el émbolo de cada pinza de freno con el fin de retraerlo y conseguir introducir cada pastilla. A la hora de volver a apretar los pernos guía, se ha de garantizar el par de apriete adecuado según las indicaciones del fabricante, ya que un montaje incorrecto puede derivar en que las pastillas no estén perfectamente paralelas a los discos y que cada lado se desgaste a un ritmo distinto. Esta situación podría originar vibraciones y una posible reducción de la eficacia de frenado. 

Por lo que respecta a las pastillas, también existen distintos tipos según el material del que estén fabricadas, y la elección de la opción más adecuada está supeditada esencialmente al uso que vayan a recibir. Los materiales más utilizados son estos: orgánicos (pastillas de uso suave y silencioso, pero de bajo rendimiento), de metales blandos (pastillas de mejor rendimiento que las orgánicas, duraderas, pero más agresivas con los discos), metálicos (pastillas más caras y de mejor rendimiento) y cerámicos (pastillas más caras, de mayor duración e inmejorable eficiencia de frenado).

  • Verificar el funcionamiento del sistema de frenado. Una vez se han acabado de cambiar los discos y las pastillas de freno, hay que volver a taponar el depósito del líquido de frenos y accionar el pedal de freno varias veces para verificar que el sistema actúa.

Si procede, se debe desactivar “sustitución de pastillas de frenado” en el cuadro de instrumentos. Realizar una prueba dinámica al finalizar los trabajos va a garantizar el correcto funcionamiento del sistema.

¿Cuándo es necesario revisar el sistema de freno del vehículo?

Aunque los fabricantes establecen una periodicidad para cambiar los discos y las pastillas de freno, es el propio usuario quien debe atender a las desviaciones que se manifiesten en el funcionamiento de los frenos y llevar el vehículo a su taller de confianza cuando sea necesario.

A continuación, se describen los síntomas que alertan del momento en que es indispensable revisar el sistema de frenos:

  • Chirridos al pisar el pedal de freno.

  • El pedal de freno va más duro o muy blando.

  • Pérdida de efectividad de frenado.

  • El vehículo se ladea al pisar el freno.

  • Vibración del pedal de freno.

  • Cambio en el recorrido del pedal de freno.

¿Cuáles son las averías más frecuentes en los discos de freno?

A continuación, se citan las averías más frecuentes por las que es necesario cambiar los discos de freno:

  • Discos de freno desgastados. Estas piezas tienen un límite mínimo de grosor que no se debe sobrepasar. La mayoría de coches de última generación dispone de un sensor que indica cuando se llega a ese grosor. Si el vehículo no dispone de este sensor, es primordial revisar el nivel de desgaste del disco en cada mantenimiento preventivo. El punto de desgaste que indica que se deben cambiar los discos de freno puede verse observando la marca de grosor mínimo que se encuentra en el lateral del disco.
  • Discos de freno rayados. Un engarrotamiento de las pinzas o un cristalizado del ferodo de las pastillas pueden ocasionar arañazos severos en los discos. Las señales inequívocas de esta avería son los chirridos al frenar.
  • Discos alabeados por sobrecalentamiento. Si  se abusa de los frenos, es probable que se produzca esta avería que se puede identificar por un cambio de color en los discos de freno y que provoca, además, vibraciones en el volante durante el frenado.
  • Fisuras o roturas de disco. Estas son averías bastante inusuales que se deben a un excesivo desgaste o a la oxidación y que pueden afectar a la seguridad del conductor y sus acompañantes.

Siempre que se realice un mantenimiento en el sistema de frenado, ya sea cambiar los discos de freno o las pastillas, es necesario recordarle al cliente que debe hacer un rodaje de al menos 500 kilómetros. Durante este tiempo, el sistema de frenado tiene un menor rendimiento debido a que las superficies de contacto se encuentran lisas. Por eso, hasta que pasen estos kilómetros, es aconsejable adaptar el modo de conducción, ampliando las distancias de seguridad y evitando las frenadas bruscas y prolongadas.

¿Cuándo se deben cambiar los discos de freno? 

No existe un intervalo exacto para cambiar los discos de freno, ya que va a depender del tipo de conducción o la vía por la que transite el vehículo de forma habitual.  Especialmente si circula a menudo por vías con mucha pendiente que exijan el uso continuado de los frenos, ya que eso provoca un desgaste prematuro de los discos.

¿Cómo alargar la vida útil de los discos de freno? 

Una de las claves para alargar la vida útil de estas piezas es realizar una conducción eficiente. Es decir, no abusar de las frenadas bruscas o constantes, para que el freno sufra un desgaste menor. Además, es muy recomendable aprovechar, siempre que se pueda, el freno motor para no abusar tanto del sistema de frenado de ruedas.

Recomendación 

Los fabricantes suelen marcar una periodicidad para cambiar los discos y pastillas de freno en función del tipo que sean. Sin embargo, el estilo de conducción, el tipo de vehículo (peso, PMA, potencia, etc.) y el uso general del mismo son los que determinan el momento preciso para su sustitución.

Como norma general, los discos suelen renovarse cada dos cambios de pastillas, aunque siempre es aconsejable revisarlos en cada sustitución de éstas. En el caso de las pastillas, lo normal es que las de las ruedas delanteras sufran un desgaste más acelerado que las de las traseras.

Entre las actuaciones recomendadas por el fabricante en los mantenimientos preventivos, se encuentran las siguientes relacionadas con el sistema de frenos:

  • Verificar el nivel y el estado del líquido de frenosSe debe sustituir el líquido según las indicaciones del fabricante.

  • Comprobar los discos y las pastillas de freno. Cambiar los discos y las pastillas de freno no es una tarea programada obligatoriamente, pero en cada revisión de mantenimiento se debe revisar que funcionan correctamente.

Mantener el sistema de frenos en perfectas condiciones de funcionamiento es esencial para la seguridad activa. Es fundamental atender a las recomendaciones de mantenimiento  del fabricante y cambiar los discos y las pastillas de freno cuando sea necesario para evidenciar y prevenir posibles problemas.

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Categorias: Reparación mecánica