4 cosas sobre el alerón que quizás no sabías...

Por Ruta 401

El alerón es un elemento que pueden incluir los automóviles no solo para mejorar su estética, sino también para conseguir un mayor rendimiento en la conducción. Los alerones vienen del campo de la aeronáutica, y se utilizan como unidades de mando y control situados en los extremos de las alas de los aviones. Su misión es conseguir los virajes del avión a ambos lados con un movimiento de alabeo. 

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El uso del alerón en los automóviles


En el avión se coloca en las alas para que en su superficie inferior el aire fluya con menor velocidad que en la superficie y así se consiga la fuerza vertical para elevarlos. En cambio, en los automóviles se hace en el sentido contrario, intentando que el vehículo se mantenga lo más pegado al suelo posible. Con ello se consigue aumentar la fuerza que el coche ejerce sobre la superficie, aumentando la fricción entre los neumáticos y la carretera y por consiguiente el agarre, la tracción y la velocidad final del vehículo. 

Un poco de historia

Nissan es considerado el inventor del alerón en automóviles de calle, cuando en 1969 creó una de estas piezas de material plástico para su modelo Datsun 240z. Un año más tarde Opel comenzó a introducir el alerón en Europa, concretamente en sus modelos COMODORE A GS/E


En el mundo de la competición, mantener las ruedas del coche en contacto con el suelo es fundamental, por eso gran parte del presupuesto de las escuderías se dedica al desarrollo de nuevos alerones y apéndices en la carrocería, que consigan aumentar la presión de las ruedas a alta velocidad sin perder el control del vehículo.

Como los alerones producen un aumento de consumo de combustible, no hace falta que en un vehículo de calle se instalen piezas de gran tamaño, ya que se busca fundamentalmente que el automóvil sea estable y que frene lo menos posible el aire. De hecho, en recorridos a una velocidad de 60 km/h el alerón no presta ninguna ayuda, aunque a velocidades de 120 km/h o más el aire produce remolinos en la parte trasera del vehículo que crean un efecto negativo que tiende a levantar la cola del coche, ya que se junta la capa de aire superior con la inferior. Como conductores, apenas notamos ese efecto, pero se reduce la adherencia de las ruedas y se produce un uso de combustible menos eficiente.

Así, podemos decir que en un vehículo de calle, el alerón sirve para canalizar el aire con el objetivo de que ese remolino se forme lo más atrás posible, por lo que basta un diseño sencillo. Si instalamos un alerón grande y con ángulos pronunciados estaremos aumentando la carga y al motor le costará conservar la velocidad en carretera. Incluso puede provocar accidentes mortales, ya que es un elemento cortante que puede salir despedido a gran velocidad.

 ¿Y tú? ¿Recomiendas a tus clientes la instalación de un alerón?

 

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